De las cosas inesperadas de la vida y otras materias

De las cosas inesperadas de la vida y otras materias

¿De qué están hechas las cosas inesperadas de la vida? ¿De recuerdos? ¿De instantes maravillosos? ¿De dolores repentinos y agudos? ¿De otras materias? ¿O nada más de una materia gris, repetida, predecible? Era lo mismo que preguntarse acerca del sentido de la existencia o del destino que les espera a las criaturas humanas más allá de la muerte.

Tendría que haber sabido que la vida no era generosa en esas cuestiones. Nada se presenta con aviso. Los caminos se cruzan, como las miradas. Las manos se tocan, pero sin intención. Los ojos se encuentran por una milésima de segundo, pero regresan a la nada, al silencio de las cosas. Pero no hay un plan, no se vislumbra una intención.

En todo eso pensaba mientras esperaba el turno en la consulta del doctor Mariano. Había elegido a Mariano como su doctor de cabecera no sabía bien por qué. Quizá porque le explicaba siempre las cosas, le dibujaba el sistema de la próstata y le explicaba por qué era importante pensar en operar. Quizá porque había estado en Chile y le había gustado mucho el país.

De por qué las cosas inesperadas son las más importantes

Porque siempre afectan la existencia para bien o para mal. Te avisan de un accidente o de una enfermedad repentina de alguien que amas. Te envían un memo diciendo que estás en la lista de reducción de personal. Pero también a veces te llegan un mensaje de esa persona especial que te dice que te extraña y te envía una foto que no puedes dejar de mirar. O que, para el Día del Padre, aunque no estés con tu familia, te van a celebrar igual.

Las cosas inesperadas de la vida son importantes porque nos enseñan buenas lecciones. Por ejemplo, que ningún plan, ningún esquema de doctrinas y tradiciones te asegura inmunidad. Que todo lo que creemos se sustenta en posibilidades. Se sostiene en declaraciones que reclaman ser inamovibles, pero fueron concebidas por un grupo de hombres que se peleaban por el poder político y el religioso hace casi dos mil años. Que discutían sobre cosas que sólo pueden ser susurradas. Aunque más les hubiera valido guardar silencio frente a lo innombrable que es Dios.

Ahora, la respuesta al lector intrigado: ¿De qué sirve toda esta palabrería?

Sirve para recordarnos que no todo en la vida son sistemas de autoayuda. No todo tiene que ser consolaciones. Dan ganas de decir: “¡Basta ya de muletas para andar esa vida ‘abundante’ que nos anunciaron al principio!” Es sano aceptar que la vida no es mágica o que no vivimos en una cúpula invisible de cristal irrompible.

Además, amigas y amigos, hay que volar un poquito más con las palabras. No puede ser que todo sean técnicas, sistemas, devocionales, herramientas, versículos para esto o lo otro. Hay una cosa afuera que se llama la vida social, el mundo, las cosas humanas y es allí donde deberíamos hacer falta, no en los cómodos espacios de nuestra seguridad. Porque de eso se trata la vida. De cosas inesperadas y otras materias.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

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. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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