Siempre es hoy aunque tú no lo creas

Siempre es hoy aunque tú no lo creas

Paso esta mañana por una tienda y veo en la vidriera una remera (polera, camiseta o T-shirt, según el país) con la leyenda “Siempre es hoy”. Y me digo, “Esto sería un buen título para el artículo de hoy.”

Ayer, hoy, mañana, nos remiten siempre a un enigma. Nos introduce en ese misterio interminable que es el tiempo. Todos pensamos que sabemos lo que es el tiempo, pero en realidad no es así. Adhiero a las palabras de San Agustín:

Sin embargo, yo sé lo que es el tiempo, pero lo sé sólo cuando no tengo que decirlo, cuando no me lo preguntan, lo sé; cuando me lo preguntan, no lo sé.

San Agustín, Confesiones XI, 28

¿Por qué siempre es hoy?

Agreguemos otra cita, ya que estamos en eso:

La vida es un pequeño espacio de luz entre dos nostalgias: la de lo que aún no has vivido y la de lo que ya no vas a poder vivir. Y el momento justo de la acción es tan confuso, tan resbaladizo y tan efímero que lo desperdicias mirando con aturdimiento alrededor.

Rosa Montero, La Carne. Alfaguara, 2016

Por eso digo que siempre es hoy aunque no lo creas. Porque por una parte no sabemos lo que es el tiempo. Por otra, porque el pasado ya no está y el futuro no existe. Siempre es hoy, como un pequeño espacio de luz.

Volvamos a la pregunta que siempre se hace —creo— mi estimada audiencia: “Y esta reflexión, ¿para qué sirve?” Y me apresuro a responder: “Para nada”. Porque estos ensayos son en cierto modo filosofía, guardando las debidas distancias con los verdaderos filósofos.

Es solamente un intento de comprender, de examinar lo que es la vida. Me interesan los significados, el sentido de las cosas. Porque cuando comprendo, encuentro paz.

La ilusión del tiempo

En sus Confesiones, San Agustín intenta explicar que no existe el pasado ni el futuro. Lo dice de una manera bella: “…hay tres tiempos: presente de los hechos pasados, presente de los presentes y presente de los futuros.”

Siempre es hoy. Veamos cómo eso me ayuda, en algo al menos.

El pasado ya no está. No es nada más que hechos que sucedieron, cuya interpretación va variando a medida que envejecemos. ¿Por qué, entonces, sufrimos o resentimos de las cosas que hicimos mal? Sufrimos por algo que ya no existe, excepto en nuestra memoria.

El futuro no existe. ¿Por qué entonces nos desvelamos pensando a las tres de la madrugada en lo que va a pasar y nos preocupamos? Mejor sería reconocer que estamos lidiando con la nada y volvernos a dormir.

Vivamos el hoy

El presente es lo mejor. Está en nuestra mano hacer de el algo bueno. Claro, también podemos hacer tonterías. Es nuestra decisión.

Pienso en el sol que entibia esta mañana invernal, el sonido de las conversaciones en el café, el desayuno en Amélie, esta computadora donde escribo estas líneas. Eso es hoy. Podemos planificar, podemos pensar en lo que haremos más tarde. Pero, aunque yo no he conquistado aún ese arte, podemos no preocuparnos porque aún no sucede lo que pensamos.

Siempre es ahora. Siempre es hoy.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana

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. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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