Los hijos malcriados, como lo dice la palabra, son niños que no han sido criados bien y es bueno saber lo que dice la Biblia al respecto. Los niños no nacen malcriados, sino que se hacen. La razón por la que existen niños malcriados es que los padres no han sabido educarlos.
La disciplina es algo de lo que se habla abundantemente en la Biblia. Y es muy cierto que hay niños que vienen con más temperamento que otros. Hemos visto niños educados por los mismos padres que han resultado ser totalmente diferentes en sus comportamientos y en los resultados de sus vidas. Hoy día es común ver niños haciendo pataletas en lugares públicos.; y hay padres que han limitado sus salidas porque no han logrado controlar el carácter y el genio de sus hijos. Esto, lamentablemente se puede deber a la nueva moda de no disciplinar a los niños.
Sin embargo, hay casos en que se les ha dado una buena educación, y aun así pueden mostrar conductas rebeldes. En esas circunstancias se puede deber a una variedad de razones. Por otra parte, sabemos que la edad de la adolescencia suele ser una edad de rebeldía. Muchas veces por el simple hecho de que no son niños ni adultos.
Debemos tener clara la manera de disciplinar, sin maltratar, sin hacer que los niños sientan que no tienen valor. Es esencial no hacer mella en su autoestima. Sí hay que hacerles saber que los comportamientos incorrectos tienen consecuencias. La Biblia dice cosas puntuales acerca de cómo educar mejor a los hijos.
Qué dice la Biblia de los hijos malcriados
Educar al niño en el camino hacia Dios
Es crucial enseñarles la Palabra de Dios desde pequeños, y que nos vean a los padres leyendo la Palabra, ya que aprenden más con lo que hacemos que con lo que decimos. Debemos hacerles saber que no queremos que sean malcriados; y que hacer las cosas correctamente, a la manera de Dios, siempre trae mejores resultados. Que les quede claro que cuando hacen lo contrario, tienen que afrontar las consecuencias. Y que no es castigo de Dios, es consecuencia de lo que hicieron.
«Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.»
Proverbios 22:6 (NTV)
Los padres son instrumentos de Dios
Déjenles saber desde pequeños que ustedes son dirigidos por Dios para educar y guiar a sus hijos de manera que se cumpla el plan de Dios en sus vidas. Que Dios les ha dado la responsabilidad de educarlos, disciplinarlos y amarlos, no de hacerlos hijos malcriados. Y así, podrán entender que hay normas que son estrictas. Así como habrá algunas a su criterio en las que pueden ser un poco más flexibles.
«Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte. Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero. ¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.»
Salmos 127:3-5 (NTV)
Crianza con consistencia y paciencia
Es importante que los eduquen sin gritos, repitiendo las lecciones cuando sea necesario, sin perder la paciencia ni la compostura. Los hijos necesitan saber de límites. Hay límites que deben estar claros, normas que tienen sus razones y todo se les puede hacer saber con delicadeza y consistencia. Que no cambien de parecer de acuerdo a cómo esté el estado de ánimo de los padres. Y nunca caer en humillar al hijo cuando lo que deben hacer es explicarles y que les queden claras las normas. Educar bien a los hijos malcriados con preceptos de la Biblia.
«Disciplina a tus hijos mientras haya esperanza; de lo contrario, arruinarás sus vidas. Los que pierden los estribos con facilidad tendrán que sufrir las consecuencias. Si los proteges de ellas una vez, tendrás que volver a hacerlo. Consigue todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida.»
Proverbios 18:18-20 (NTV)
Debemos corregir a los hijos
Cuando vean comportamientos que sabemos que son equivocados, necesitan corregirlos. No es cuestión de dejarlo para después o cuando tengan más tiempo. Tienen que hacer el tiempo, y si es disciplinar, hacerlo en la medida adecuada. Hay castigos que no son físicos, pero que hacen saber a los chicos las consecuencias de su rebeldía.
Dejar a los hijos ser y hacer lo que les venga en gana no es amor y la Biblia lo dice muy claro. En la Biblia encuentras guía para no educar a tu hijo como malcriado.
«El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.»
Proverbios 13:24 (RVR1960)
La vara no necesariamente es castigo físico
En el hebreo antiguo la palabra para vara era Shébet y de manera literal, es una vara para castigar, escribir, gobernar o andar. Pero no es solo un objeto de castigo o disciplina física. También se usa el término como vara de apoyo que llevan los viajeros, el bastón de los ancianos y el cayado que usan los pastores para guiar sus ovejas. En Latinoamérica es conocida la chancleta como medio de disciplina que han usado muchas madres. Pero si se corrige desde pequeños a los hijos, con principios de la Biblia, con razonamientos claros, no serán hijos malcriados. Y una vez más, con consistencia, ¡es posible que ni la vara ni la chancleta sean necesarias!
«La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.»
Proverbios 29:15 (RVR1960)
Ora por tus hijos e incentívalos a ser mejores personas
La oración de los padres es poderosa y Dios está siempre para todos. No olvidemos nunca orar por nuestros hijos, pidiendo a Dios sabiduría y guía para criarlos como seres de bien, seres de luz que reflejen el amor de Jesús. Y a los hijos, alabemos sus buenas obras, recompensemos su buen comportamiento e incentivémoslos a marcar la diferencia siguiendo los caminos del bien. Que prefieran hacer siempre lo correcto sobre lo conveniente y cumplan con las normas y leyes. Que respeten a los adultos y a quienes tengan diferentes nacionalidades o culturas.
«No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza.»
1Timoteo 4:12 (NTV)
Es esencial que los padres no descarguen la responsabilidad de la educación de los hijos a la escuela y a la iglesia. Como padres tienen el deber de velar por su crecimiento físico, intelectual y espiritual. Es una gran responsabilidad que debes asumir y priorizar.
Dedica siempre tiempo a tus hijos, tiempo de calidad, de compartir, hablar y mostrar amor. Y dedica tiempo a Dios pidiendo Su favor y gracia para tus hijos. Tu dedicación, paciencia y constancia harán una gran diferencia en sus vidas.