Hay ocasiones en las que, cuando somos heridos, nace el deseo de venganza, nuestra mente se vuelve en un laboratorio donde se planifica cómo podemos hacer pagar el mal que nos han hecho.
Aunque puede parecer justo nuestro deseo de venganza, la Palabra de Dios nos guía a dejar que Él haga justicia.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Romanos 12:19 (RVR 1960)
Dios mismo se encargará de tu asunto, y no lo hará con injusticia o para satisfacernos, sino que obrará conforme a su divina justicia y para bien de sus planes, que son perfectos.
¡A nosotros nos pide que confiemos en su justicia!
Si desconfías de Dios darás rienda suelta a los deseos de venganza
Muchas veces actuamos movidos por las emociones, al calor de la ira, pero siempre debemos tomarnos un tiempo para calmarnos y ponernos en sintonía con Dios, para hacer lo correcto.
Tengamos en cuenta que tomar venganza propia es desconfiar de Dios, y si somos sus hijos, nuestra fe debe ser firme bajo cualquier circunstancia.
Que Dios nos ayude a actuar como Jesús lo hizo, pudo vengarse por el sufrimiento que pasó al ir a la cruz, pero dejó su causa en las manos de Dios.
No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. 1 Pedro 2:23 (NTV)
Oración del día
Señor, tú conoces mi corazón y sabes que tengo deseos de venganza cuando me dañan a mi o a mis seres queridos, pero hoy entiendo que debo dejarte a ti ser el Juez quien se encargará de hacer justicia.
Dejo a ti todo rencor guardado y perdono a quien me ha ofendido. Quiero tener mi corazón limpio para poder oír tu voz. Gracias por tu amor y justicia, en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
Busca en tu corazón si hay rencor y deseo de venganza, y entrégale a Dios ese dolor para que Él se encargue. ¿Cómo sería tu oración personal acerca de este tema?