Es muy importante poder entender que no hay nadie perfecto, ni siquiera tú. No existe ninguno que lo sea, ni alguno que tenga la fórmula perfecta para ser el mejor en todo. Y cuando asumimos esa realidad, somos más gentiles, teniendo en cuenta que todos tenemos nuestras virtudes y nuestras faltas.
Hay muchas personas perfeccionistas. Tratan de hacer todo, lo mejor que pueden. No es malo, pero debemos estar claros en esto: Si exageramos, los excesos pueden ser dañinos. Buscar la perfección en las personas, es trabajo en vano. Sin embargo, tratar de hacer las cosas con perfección puede lograr que superemos las expectativas.
Si quieres esperar a tener la pareja perfecta para casarte debes saber que pierdes tu tiempo. No hay nadie perfecto. Hay quienes gustan de alguien con humor, personas muy activas e inventivas y hay quienes desean una persona que les traiga paz. Muchos buscan estabilidad en una relación y para algunos eso puede significar aburrimiento.
A toda perfección he visto fin; Amplio sobremanera es tu mandamiento.
Salmos 119:96 (RVR 1960)
Somos seres muy complejos. Cada uno, como huellas digitales, somos totalmente distintos unos de otros. Algunos somos apasionados, otros somos fríos, hay quienes son agresivos y hay quienes son pasivos. Necesitamos entender que no hay nadie perfecto, y como somos distintos físicamente, también lo somos en todo lo demás.
Como no hay nadie perfecto, no debemos juzgar o criticar
El hecho de saber que no existe la perfección en el ser humano no debe ser excusa tampoco para no querer mejorar. Si sabemos que tenemos actitudes negativas o conductas indeseables, debemos tratar de corregirlas. Y son procesos por los que todos pasamos. Es bueno entender que algunos necesitan cambios más complejos que otros.
En la Biblia se habla de perfección, ¿es posible ser perfecto?
Cuando se habla de perfección en la Biblia, se trata de un aprendiz en busca de la perfección. De hecho, Pablo lo explica claramente cuando hace referencia a que no ha sido perfeccionado como su Maestro, pero prosigue en ello. Buscamos la perfección, pero no somos perfectos.
No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo.
Filipenses 3:12 (RVR 1960)
En fin, tengamos en cuenta a la hora de exigir a los demás y sobre todo a la hora de querer juzgar o criticar a alguien, que no somos perfectos. Y si alguien comete un error, debemos recordar que a todos nos ha pasado o nos puede pasar. Si alguien comete una falta, tengamos en cuenta que también las hemos cometido.
Aparte de que es una apreciación personal de acuerdo a nuestro punto de vista, es una práctica que puede traernos consecuencias negativas. No nos acostumbremos a hacerlo. Busquemos ser más como Jesús, pues esa es la perfección que debemos hacer nuestra meta diaria. Con humildad.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.