Las amigas de una pobre viuda se maravillaban de que cantase tanto. Un día le preguntaron:
-¿Es que no tiene usted motivos para quejarse en vez de cantar?
-Sí, los tengo, pero los tengo tan poco rato como puedo, y los entrego al Señor, quien me promete en su Palabra ayudarme.
Todos tenemos problemas, todos pasamos por dificultades y quizás ahora más que en otros tiempos, pero, ¿Qué ganamos dándole vueltas a los problemas? ¿Quejarte de tu situación te ayuda en algo?
Muchas veces pensamos tanto en los problemas que estos empiezan a crecer y a tomar el primer lugar en nuestra vida. Desde que despertamos hasta que nos acostamos sólo hablamos de eso, nuestra vida empieza a girar en torno a los problemas.
Sin importar las circunstancias, nuestra esperanza debe estar en el Señor.
Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza. Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
Salmos 62:5-7 (NTV)
Confiar en Dios no significa quedarse con los brazos cruzados, hay que buscar una solución y lo mejor será pedirle sabiduría al Señor. No hagas todo en tus fuerzas, busca la ayuda de Dios y descansa en Él porque ha prometido no desampararte.
¡No te quedes con tus problemas, entrégaselos a Dios!
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.