Hay muchas situaciones que hacen que el desánimo nos visite; sin embargo, debemos tener en cuenta que es nuestra decisión si se queda o se va.
El salmista en el capítulo 42, nos muestra cómo hizo para hacer frente al desánimo. Tenía razones para estar desalentado, estaba lejos de su hogar, los incrédulos se burlaban de él, pruebas difíciles de sobrellevar, y parecía que Dios tardaba en responderle.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios!Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios! Ahora estoy profundamente desalentado, pero me acordaré de ti, aun desde el lejano monte Hermón, donde nace el Jordán, desde la tierra del monte Mizar.
Salmos 42:6-7 (NTV)
La pregunta que se hacía no era para encontrar la respuesta a la razón de su desánimo, sino, fue una pregunta de desafío y de recordatorio sobre lo que Dios era para su vida: su esperanza.
Cuando estoy desanimado, Dios es mi esperanza
La esperanza segura es Dios, ante toda situación. No nos apoyamos en Él solo para amortizar el dolor o para evitar el sufrimiento, sino porque Dios es la salvación, es la respuesta a todo.
El salmista no se concentró en sí mismo y en el dolor que llevaba dentro, al contrario, supo dónde centrar su esperanza, miró a Dios. Renovó su confianza.
Cuando estés desalentado, háblate a ti mismo, di: estoy desanimado pero pondré mi esperanza en Dios. No dejes que el desánimo se quede, sácalo con tu fe puesta en nuestro Padre.
Oración del día
Padre, quiero descansar en ti y tomar fuerza para seguir adelante, dejo el desánimo y me aferro a tus promesas y a tu poder. Renuevo mi confianza en que tú tienes el control de todo. Dirige mis pasos y no dejes que me quede estancado en el desánimo y dolor. Gracias, en el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
¿Qué haces cuando estás desanimado? ¿Dónde pones tu esperanza?