Entonces Elías, el tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: «¡Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga!».
1 Reyes 17:1 (RVR 1960).
Elías era un hombre en quien se manifestó el poder de Dios en diferentes situaciones, una de ellas se muestra en este pasaje bíblico.
El pueblo de Israel fue gobernado por reyes que hicieron lo malo delante del Señor, pero Acab fue el peor, porque no solo se inclinó antes sus ídolos, sino que construyó un altar para adorar a baal; motivo por el cual el profeta oró para que no lloviera más sobre la tierra.
Si bien parecía una oración inofensiva, más tarde el rey sentió las serias consecuencias para él y todo el pueblo; puesto que al dejar de llover se secaron los ríos, escaseó el agua para el alimento de la gente y los animales, por lo cual comenzaron a buscar a este varón de Dios.
Vive Jehová en el desierto
Los cuervos le traían pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebía del arroyo. Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Luego llegó a Elías una palabra de Jehová, que decía: «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y vive allí; ahí le he dado orden a una mujer viuda que te sustente.»
1 Reyes 17:6-8 (RVR 1960).
Es sorprendente imaginar que un hombre pudiera ser alimentado por cuervos, pero el Señor no abandonó a su hijo. Aún cuando las aguas se secaron a causa de la falta de lluvia, Dios ya tenía preparado otro lugar para mostrar su poder y cuidado.
En esta parte de la historia me gustaría resaltar las palabras que Elías siempre repetía «Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy». El profeta recordaba que el Señor vive y estaba con él, solo repetirlo era necesario para renovar sus fuerzas y adquirir autoridad.
El dolor nos transforma
La sequía les enseñó a los hijos de Israel que solo existe un Dios a quien debían adorar y servir. En el desierto presenciaron grandes milagros y la manifestación de su poder cuando se arrepintieron, ya que comenzó a llover nuevamente después de tres años.
A veces necesitamos enfrentar situaciones difíciles para abrir los ojos y darnos cuenta de que nos hemos alejado del Señor; pero recordemos que son solamente actos de misericordia para que podamos volver al camino indicado.
Por otro lado, si eres un hombre temeroso del Señor y estás enfrentando una sequía en tu vida, repite las palabras de Elías «Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy» no te olvides que está contigo y ¡Él vive!
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.