La familia es el primer lugar donde aprendemos, nos educamos desde niños. Por eso, es imprescindible cuidar el trato, todo lo que hacemos y decimos cada día en el hogar, porque las heridas familiares y los conflictos que se generan en ella pueden dejar huellas duraderas.
En toda familia pueden surgir desavenencias, problemas de convivencia por la diferencia de opiniones. Todos tenemos un modo de ser y una manera de pensar distintas. Pero en la familia debe existir un gran amor, comprensión y respeto para que puedan lograr acuerdos y seguir en armonía.
Las heridas emocionales son las más profundas. Por ello debemos prestar atención a los vínculos que se encargan de mantenernos unidos. Es muy importante comunicar los sentimientos personales, ya sea de manera verbal, física o con pequeños detalles y no olvidar que cada persona tiene sus propias emociones.
Necesitamos sanar relaciones familiares cuando nos damos cuenta de que el conflicto se ha quedado en ruptura. Los lazos se rompen cuando no se buscan soluciones. La gente deja de hablarse y se ignoran si viven bajo el mismo techo, o dejan de visitarse incluso, si viven independientemente.
Si la comunicación se ha roto, no se hablan ni quieren saber el uno del otro, definitivamente es una relación familiar que necesitan sanar. Y la manera puede ser por medio de una tercera persona, sea familia o una buena amistad, que organice un encuentro y permanezca mientras conversan para restaurar la relación.
¿Cómo saber si mi familia necesita perdonarse?
A pesar del gran amor que puede existir como familia, si han surgido desacuerdos que han llegado a discusiones, puede haberse roto la relación. Pero la ruptura no tiene que ser permanente. Si ha llegado a serlo por un largo tiempo, definitivamente esa familia necesita perdonarse.
Y es que el perdón es necesario cuando se han herido de palabra o de acción. El perdón no se otorga necesariamente porque la otra persona pida perdón. Se perdona para quitar el peso del resentimiento y el rencor y así recobrar la salud emocional. Dejamos de vivir esclavos del pasado y es más factible sanar la relación familiar.
Habrá veces en que se siente el deseo de perdonar, pero si no toman la decisión, seguirán cargando con el rencor por el tiempo que tome sanar las heridas. Debemos estar claros en cuanto al perdón, que no beneficiamos a quien lo otorgamos. Nos beneficiamos al perdonar porque dejamos de vivir en amargura.
El perdón es la decisión de romper el hábito de recordar todas las cosas negativas de la persona que nos hirió. Requiere de voluntad, perseverancia y ejecución. Puede que para algunos familiares sea todo un proceso el perdonarse. Pero siempre que hay heridas en una familia, y por eso es necesario el perdón.
Perdonar es la única manera de sanar las heridas y recobrar la capacidad del amor familiar. Es lo que permite restaurar la relación, facilitar los reencuentros y recobrar la armonía. La convivencia nunca es fácil. Somos todos distintos y por eso surgen choques, pero si decidimos amarnos con virtudes y defectos, lograremos convivir en armonía y amor.
Consejos para sanar las relaciones familiares
Perdona
Cuando existen los problemas, cuando hay resentimientos y se ha roto la comunicación es necesario perdonar. Cuando se han herido con palabras que surgieron por la rabia del momento, por las diferencias que hay entre unos y otros, necesitamos del perdón.
Acepta que la sanidad no va a ser inmediata
Toda herida tiene un tiempo para sanar y mucho más cuando se trata de los sentimientos. No podemos esperar que toda diferencia se sane con dejarlo pasar y hacer como si nada ocurrió. Es necesario hablar, comunicarse y llegar al abrazo. Pero no siempre surge al primer intento. No hay que empujar las cosas.
Corrijan lo que deban corregir
Si ha surgido una ofensa, generalmente de ambas partes, es necesario el arrepentimiento y pedir disculpas sinceras y de corazón. El arrepentimiento y la disculpa honesta es lo que puede hacer que se decidan a perdonar.
Ama a cada integrante de la familia
La unidad en la familia es necesaria y la manera de mantener esa unidad es amando. Y amar, demostrando el amor, dejando ver con palabras y acciones que realmente nos importan, que pensamos en ellos y les damos prioridad en nuestra vida. El amor siempre ayuda a sanar relaciones familiares.
Comunícate con amabilidad y gentileza
La comunicación es primordial en toda relación. Y la manera de hacerlo siempre debe ser con amor. Hay que dejar saber lo que nos agrada y lo que nos desagrada, pero sin ofender o ser intransigentes. Siendo flexibles es la manera en la que pueden surgir los acuerdos en la familia.
Comprende y respeta a los demás
Ponerte en el lugar de la otra persona, darte cuenta de la razón por la que comenzó la discusión o diferencia, es importante. Es la manera en la que puedes comprender el comportamiento, aunque no lo compartas. Porque nadie se comporta del mismo modo ante las mismas circunstancias. Y respetar las diferencias. Recuerda siempre que todos somos distintos. Respeta y trata de ser comprensivo.
Esperamos que si han surgido desacuerdos en tu familia y algunas de las relaciones en ella se han roto, que puedan poner en práctica estos consejos para sanar esas relaciones. Dios debe estar presente en su familia y Él quiere que siempre haya amor y armonía, respeto y consideración. Luchen por mantenerse unidos.