En la Biblia encontramos referencias al dominio propio —llamado también autocontrol—, pero es diferente a la idea que tenemos en la actualidad. Por ese motivo, es importante que aprendamos el concepto desde el punto de vista bíblico para conocer cómo ejercitarlo y desarrollarlo.
¿Qué dice la Biblia del dominio propio?
El dominio propio te protege
Ciudad en ruinas, sin muralla protectora: ¡eso es el hombre que no frena sus impulsos!
Proverbios 25:28 (RVC)
Cuando tenemos autocontrol podemos evitar las consecuencias de nuestras malas decisiones. Esto se debe a que cuando podemos controlar nuestros impulsos, evitamos pecar. En cambio, si cedemos a nuestros deseos, entonces sufrimos las consecuencias, por más que nos arrepintamos.
En ese sentido, el dominio propio nos protege y nos mantiene a salvo de peligros y problemas futuros. Por esta razón debemos ejercerlo y aprender a depender de Dios y no de nuestros impulsos.
No puedes lograrlo por tus propios medios
Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones.
Filipenses 4:13 (TLA)
Contrario a lo que podemos pensar, el dominio propio no depende de nosotros. El término puede hacernos creer que tener autocontrol quiere decir que tenemos poder sobre nuestra vida; sin embargo, la Biblia dice que nada podemos hacer sin Dios.
Como cristianos creemos que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad, por lo que nuestro dominio propio viene de Él. Por más que tengamos la intención de hacer el bien, solo Dios puede darnos la capacidad de rechazar la tentación y controlar nuestros deseos pecaminosos.
Es parte del fruto del Espíritu Santo
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: […] control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Gálatas 5:22-23 (NTV)
Al ver qué dice la Biblia sobre el Espíritu Santo, encontramos que parte del fruto que da es el dominio propio. Si le pedimos a Dios que nos dé la ayuda del Espíritu Santo entonces podemos estar seguros de que Él responderá nuestro clamor.
Lee más sobre el Fruto del Espíritu Santo.
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