¿Alguna vez lloraste tanto que te faltaron las fuerzas para llorar? La mayoría seguramente ha experimentado un sentimiento de tristeza al recibir una mala noticia o enfrentar un problema; sin embargo, es diferente cuando la angustia es tan intensa que nada puede calmar el dolor.
David necesitó fuerzas para llorar
Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.
1 Samuel 30:3-4 (RVR 1960).
David regresaba junto con sus hombres de una batalla, pero para su sorpresa encontraron su ciudad quemada, el enemigo había aprovechado su ausencia para cometer estragos, llevándose como prisioneros a sus esposas e hijos. El dolor fue grande que todos lloraron intensamente.
¿Cómo actuaron ante la amargura y la tristeza?
Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.
1 Samuel 30:6 (RVR 1960).
La amargura nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas, en este caso el dolor que el pueblo tenía provocó que incluso piensen en «apedrear a David». Obviamente no serviría de nada matar a su líder; pero, David hizo algo que sí tendría resultados «se fortaleció en Jehová su Dios».
David clamó al Señor y recibió respuesta. Entonces se levantó del lamento para ir en busca de sus enemigos con todo el ejército que estaba con él, hasta encontrarlos.
Dios te acompaña
Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David.
1 Samuel 30:19 (RVR 1960).
Es natural que sintamos dolor por una noticia triste, podemos lamentarnos hasta el punto de no tener fuerzas para llorar; pero, no debemos olvidar que Dios nos acompaña, es nuestro refugio para acudir a sus brazos en los conflictos.
David recuperó todo lo que el enemigo le quitó porque confió en Dios. Me gustaría preguntarte, ¿cuál es tu dolor o por qué lloras? No te equivoques en tus decisiones, lo mejor es acudir al Señor para ser fortalecidos y levantarnos para que nuestro camino sea diferente.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.