No es malo tener aspiraciones, pero nunca debemos olvidarnos de tener humildad. Podemos lograr prestigio de diversas formas en este mundo; sin embargo, el mayor logro debe ser crecer espiritualmente y acercarnos cada vez más a Dios.
¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Yo traeré un gran desastre sobre todo este pueblo; pero a ti te daré tu vida como recompensa dondequiera que vayas. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».
Jeremías 45:5 (NTV)
Porque Dios no requiere ya de sacrificios, ni fórmulas o normas como las de antes para dirigirnos a Él. Sí requiere que tengamos un corazón limpio, libre de odios y lleno de amor. Es así de sencillo. Y no es que no quiere que tengamos aspiraciones porque para eso nos dio los dones, para desarrollarlos.
Pero si con nuestros dones conseguimos el éxito y llegamos a tener un prestigio extraordinario y un valor para las personas, no dejemos jamás de ser humanos, humildes, asequibles; porque muchos se creen superiores por ese prestigio.
Prestigiosos sin creernos superiores a otros y a Dios
Hay personas que quieren ser más que Dios y debemos recordar que por ello fue expulsado el demonio del cielo. Tenía talentos, pero llegó al punto de creerse o querer ser superior a Dios. El Señor es solo uno y no hay cabida para más. Mucho cuidado con las aspiraciones.
Has sido arrojado a la tierra, tú que destruías a las naciones del mundo. Pues te decías a ti mismo: “Subiré al cielo para poner mi trono por encima de las estrellas de Dios. Voy a presidir en el monte de los dioses, muy lejos en el norte.Escalaré hasta los cielos más altos y seré como el Altísimo”.En cambio, serás bajado al lugar de los muertos, a las profundidades más hondas.
Isaías 14:12-25 (NTV)
Busquemos el prestigio de ser personas talentosas pero humildes. Con éxito, pero sin mirar a otros como menos porque no sean tan exitosos. Estemos claros en quiénes somos, pero con nuestros pies bien enraizados en Dios y bien colocados en la Tierra. Nunca dejemos de darle prioridad al Señor.
Necesitamos aprender que lo que más desea Dios es que nosotros tengamos una relación con Él, no una religión. El Señor ya no requiere de normativas sino de tiempo para Él. Que le hablemos, le consultemos y lo busquemos siempre, aun cuando no lo necesitemos. ¡Inténtalo!
Oración del día
Bendito y amado Dios de mi vida, gracias por todo Tu amor y bondad. Vengo ante Ti a pedirte perdón si alguna vez me he creído más de lo que soy o te he cuestionado. Sé que nos entiendes, pero sé también que no soy quién para cuestionarte cuando las cosas nos parecen injustas, no las entendemos, pero me recuerdo de tu Soberanía.
Gracias por estar siempre que te necesito y por hacerme entender aun las cosas que me cuestan entender. Gracias por tu amor una vez más, en el nombre de Cristo Jesús, amén.
Aplicación
¿En qué ocasiones has cuestionado a Dios por algo que no entiendes por qué ha pasado?