Sobre todo a los niños les gusta perseguir su sombra, pero para poder ver nuestra sombra, debemos estar de espadas a la fuente de luz que, normalmente, es el sol. Pero ¿qué sucede cuando caminas de cara al sol?
El poder del Sol de Justicia
El evangelista Moody contaba la siguiente anécdota:
Cuando yo era muy niño, siempre trataba de adelantarme a la sombra de mi cuerpo. Yo no entendía por qué mi sombra siempre iba adelante. Una vez estaba corriendo cara al sol, y cuando miré hacia atrás vi que mi sombra estaba detrás de mí, y que se mantuvo atrás todo el tiempo.
Así es con el Sol de Justicia. La paz y la alegría irán contigo mientras vayas con el rostro hacia Él, pero quienes dan la espalda al sol están en tinieblas todo el tiempo.
¿Caminas de cara al sol de justicia o le estás dando la espalda?
Si encomendamos nuestra vida a Dios y confiamos plenamente en el Sol de Justicia, no tenemos nada que temer porque sabemos que su luz disipa las tinieblas y que su justicia prevalecerá siempre.
»Sin embargo, para ustedes que temen mi nombre, se levantará el Sol de Justicia con sanidad en sus alas. Saldrán libres, saltando de alegría como becerros sueltos en medio de los pastos. El día en que yo actúe, ustedes pisotearán a los perversos como si fueran polvo debajo de sus pies», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. Malaquías 4: 2,3 (NTV)
No importa quiénes se levantan contra ti ni cuáles son las circunstancias que enfrentas, si tienes a Dios de tu lado, si vives de acuerdo con sus mandamientos, no tienes nada que temer, puedes vivir con gozo y paz aun en medio de las dificultades.
Él es nuestro Juez Justo, nuestro abogado y defensor, es quien pelea nuestras batallas y ha prometido no abandonarnos, por eso, mientras estemos en su camino, confiando en sus promesas y creyendo en su amor y misericordia, podemos vivir confiadamente.
En la Biblia encontramos muchas hermosas promesas de Dios para nuestras vidas y en 365 oportunidades el Señor nos dice no temamos, entonces, ¿por qué temer?
Oración del día
Padre amado, hoy te agradezco porque tú eres todo lo que necesito en esta vida, tú eres mi defensor, quien cuida de mí y de mi familia, quien suple nuestras necesidades y nos bendice de formas que a veces no alcanzo a entender.
Ayúdame a permanecer en tus caminos, a vivir en tu luz, sabiendo que tu eres el Sol de Justicia y que no importa lo que los hombres puedan hacer, tú eres mi defensor y quien cuida de mí. En el nombre de Jesús, amén.
Aplicación
¿De qué formas has podido experimentar el gozo y la paz de vivir en la luz del Sol de Justicia?