En la vida se nos presentan circunstancias o tiempos complicados y muchas veces no sabemos cómo actuar o reaccionar, en otras sí, porque Dios pone a nuestro alrededor a personas que ya superaron lo que estamos viviendo y nos dan las directrices. Sin duda cada caso es particular y único, pero si tú superaste algo es para ayudar a otros.
¿Hay algo que superaste?
Cuando pasamos por alguna situación en particular solemos pensar que somos los únicos que estamos viviendo esa pesadilla; sin embargo, hay personas que ya la superaron, gente que está en proceso y otros que están empezando ese camino.
Es entonces que es muy importante el dar lo que hemos recibido, acompañar al herido, a quién quizás ya no tiene esperanza. Así como los discípulos de Jesús recibieron la instrucción, se nos llama también a nosotros a hacerlo.
Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
Mateo 10:7-8 (RVR 1960).
Sanado para sanar
Quien sea que ha superado una enfermedad, un duelo, una catástrofe o cualquier situación contraria, entiende a otro que está en el mismo lugar ahora. Esa capacidad que obtuvimos nos habilita a acompañar al que hoy sufre.
Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran.
Romanos 12:15 (NTV).
Así que, no dudes en dar lo que has recibido, quizá hay alguien a tu alrededor que necesita escuchar cómo has vencido la tragedia en tu vida, cómo Dios no te abandonó y te ha rodeado de personas que te han bendecido.
Por más pequeño que parezca lo que has vivido, será como agua en el desierto para quien está sediento de esperanza y compañía.
Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
Hebreos 13:3 (RVR 1960).
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.