Ser transparente podría ser lo último que queremos ser pero es muy importante para vivir sin apariencias.
Hay muchos estándares irreales que nos llevan a pensar que debemos tener una vida perfecta, sin luchas, carencias, incluso sin pecado. Esto puede producir en nosotros la necesidad de engañar y aparentar, dejando de lado la realidad y lo que somos realmente.
Aunque no reflejes perfección, sé transparente
Pese a lo mucho o poco que falta para que Dios logre en ti la perfección, porque todos estamos en ese proceso, sé sincero contigo mismo, reconoce tus debilidades y no temas que los demás lo sepan.
Es mejor ser transparente y mostrar lo que realmente Dios está haciendo en ti en medio de tus debilidades, a fingir algo que no eres.
Ser transparentes nos lleva a ser humildes con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Lo más importante, es que en medio de nuestras debilidades y carencias, reflejamos la misericordia de Dios y su gracia.
“Sin embargo, no me atrevo a jactarme de nada, salvo de lo que Cristo ha hecho por medio de mí al llevar a los gentiles a Dios a través de mi mensaje y de la manera en que he trabajado entre ellos.” Romanos 15:18 (NTV)
Tu sinceridad ayudará a los demás
El mostrar tal cual eres no refleja tu debilidad, sino evidencia el amor inmenso e incomparable de Dios, cuyo amor permanece a pesar de nuestras falencias y sigue transformándonos de una manera extraordinaria.
¿Quién podría creer que un perseguidor de cristianos, como lo fue Pablo, después iba a ser un Apóstol de Jesús? ¿O que Zaqueo luego fuera a devolver hasta cuatro veces lo que había robado? Quizás muchos no les creyeron, pero su testimonio ha tocado corazones y ha hecho que se acerquen al Dios que cambia.
Que tu transparencia no refleje lo que tú has logrado, sino lo que Dios ha hecho en ti.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.