¿Eres de los que estás usando las redes sociales como refugio? Porque es cierto que su uso se ha convertido en la cotidianidad. Desde el encierro por la COVID-19 muchos encontraron esa manera de compartir, divertirse, pasar el tiempo y conectarse. Pero a muchos se les quedó esa costumbre muy arraigada.
Sabemos que por la misma razón muchas personas estuvieron escuchando más música, podcasts relacionados con salud, salud mental, y otros, dedicados a los videojuegos. Hay quienes lo continúan haciendo. Por eso nos preguntamos si será dañino seguir teniendo las redes sociales como refugio.
Ver los videos en vivo pareciera que es una nueva manera de lograr sentido de pertenencia, o de comunidad. El uso constante y casi excesivo de los emojis así mismo, reflejan que necesitamos expresar nuestras emociones. Y es más fácil expresarlas en línea, por ello pueden tomar las redes sociales como refugio.
Para muchos, las redes sociales se han convertido en refugio para sus emociones. En vista de no tener que ver a las personas cara a cara, se les hace más fácil hacerlo. A otros se les hace sencillo esconderlas detrás de fotos que pueden enviar un mensaje de éxito cuando en realidad no lo tienen.
Hay tantas opciones disponibles, que es posible que muchos se obsesionen un poco con las redes sociales y las hacen refugio para desconectarse. En muchas ocasiones para no estar al tanto de las noticias porque les afectan demasiado. Los que no están activos mirando videos, están escuchando música, podcasts o audiolibros.
Un refugio donde combaten la soledad
Es muy cierto que muchos se han refugiado en las redes sociales para combatir la soledad. Muchos la podemos experimentar a lo largo de la vida, y lamentablemente refugiarnos en las redes no cambia el hecho de que estamos solos. Solo estamos conectados de otra manera, pero nunca es lo mismo que estar presentes.
Eso ha hecho que muchos hayan buscado el refugio en las redes sociales por no saber compartir sus sentimientos. Y esa manera de relacionarse afecta las emociones, porque las expectativas no siempre son cumplidas. Todos tenemos diversos horarios y no estar en persona no tiene el mismo efecto.
Hoy día, las redes son un mundo aparte. Un sencillo «me gusta» o no recibirlo les afecta; no recibir respuesta les afecta notablemente. Y cada día hay más personas conectadas y algunas adictas a ellas. Dejar el celular en casa para algunos es como dejar la vida. Se ha vuelto más que una necesidad, casi una obsesión. Esperamos que busques refugio en Dios más que en las redes sociales.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.