Jesús nos dejó el ejemplo de dependencia de Dios. Hay varios pasajes en la Biblia en donde vemos que siempre pedía la voluntad del Padre; incluso dijo: «Les aseguro que yo, el Hijo de Dios, no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Sólo hago lo que veo que hace Dios, mi Padre» (Juan 5:19). Entonces, como seguidores de Jesús debemos hacer lo mismo y someternos a Dios en todo lo que hacemos.
Si te has preguntado cuáles son las maneras de depender de Dios, a continuación encontrarás una lista que te ayudará a entender este tipo de dependencia y cómo funciona.
¿Qué implica dejar que Dios tenga el control?
Ante todo debemos entender de que cuando hablamos de depender de Dios no significa no hacer nada y esperar que Él haga todo. Tampoco quiere decir actuar con imprudencia y esperar que Él nos proteja de las situaciones o nos saque de apuros.
En la Biblia encontramos que de Dios depende todo lo que tenemos, comenzando desde nuestra vida. Si Él no lo hubiera permitido, nosotros jamás hubiésemos nacido. Hay situaciones en las que no tenemos el control ni el poder de hacer nada, y ellas nos enseñan a aferrarnos de Dios con convicción; sin embargo, no debemos esperar que algo malo ocurra para que confiemos en Dios.
Cómo depender de Dios en la vida diaria
1. Orando
La oración es el medio de comunicación con Dios, y a través de ella podemos depositar nuestras cargas, ansiedades y problemas ante Él. La Biblia nos dice que la oración también es para agradecer y alabar a Dios.
Cuando la ponemos en práctica estamos admitiendo nuestra dependencia de Dios y que necesitamos de Él en todas las áreas de nuestras vidas. Por lo tanto, una manera de depender de Dios es presentándonos ante Él mediante la oración todos los días.
2. Dándole la prioridad a Dios
Él debe tener cada vez más importancia, y yo tenerla menos.
Juan 3:30 (TLA)
Si hay algo que podemos aprender de todas las historias bíblicas es que todo funciona para bien a aquellos que ponen a Dios en primer lugar. Es natural preocuparse por otros asuntos y fijar nuestra mirada en lo que sucede a nuestro alrededor; pero esas circunstancias son pasajeras: Dios no.
Cuando le damos a Dios el lugar que se merece, incluso las experiencias negativas tienen un propósito y nos ayudan a vivir en fe.
3. Practicar el fruto del Espíritu Santo
Jesús nos dejó al Espíritu Santo, y cuando le recibimos en nuestras vidas debemos reflejar el fruto del mismo. Esta es una forma de depender de Dios porque no podemos reflejar amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio si es que Dios no gobierna nuestras vidas.
4. Leyendo, estudiando y aplicando la Biblia
No podemos desarrollar una confianza absoluta en Dios si es que no aprendemos sobre Él; y la única forma de hacerlo es conociéndolo a través de Su Palabra.
La Biblia no está para ser leída por partes o de vez en cuando: debemos estudiarla, examinarla y aplicarla a diario; de lo contrario no tendremos una guía para conducirnos en la vida.
5. Actuando en la verdad
Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará.
Salmos 37:5 (NTV)
Por último, depender de Dios no quiere decir no hacer nada y esperar que Dios haga todo. La Biblia nos dice que también debemos actuar. Esta acción no nos otorga la libertad de hacer lo malo y pensar que Dios nos ayudará en ello, sino que debemos actuar en verdad y hacer lo correcto.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.