Cuando Jesús dijo: Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Lucas 12:34 RVR1960) nos estaba dando una advertencia para cuidar nuestra salvación también.
Mejor en la mano que en el corazón
Hace muchos años, cuando el reverendo A. Fuller visitaba el banco de Inglaterra, le fue mostrado el departamento secreto donde se guarda el oro del imperio británico. Tomando este siervo de Dios un lingote en la mano, después de examinarlo dijo a un amigo: ¡Cuánto mejor es tener esto en la mano que en el corazón!
El problema no es el oro en sí
Mucha gente cree que ningún buen cristiano debería tener posesiones y otros creen que una muestra de estar bien con Dios es tener muchas posesiones materiales.
El problema en sí mismo no radica en tener o no tener, sino en dónde atesoramos esas posesiones, si están sólo en nuestras manos o si las guardamos en el corazón de manera que ocupen un lugar que sólo le corresponde a Dios.
Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.
1 Timoteo 6:10 (NTV)
Cuando el oro está en el corazón, no hay espacio para otra cosa y lo único que hace es alejarnos de Dios y de los tesoros espirituales.
¿Dónde está tu corazón?
Es bueno saber dónde tenemos nuestro corazón y qué guardamos en él. Si eres consiente de que las riquezas materiales ocupan un lugar de privilegio en tu vida, empieza a buscar más aquellos tesoros que no son perecederos, aquellos que son eternos.
Recuerda que donde esté tu tesoro va a estar tu corazón y eso definirá no sólo el rumbo de tu vida terrenal, sino también la eterna. ¡Que las riquezas no te cieguen!
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.