Para muchos la apariencia es lo más importante hoy en día, por esa razón buscan su aprobación en la opinión de las personas. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con la apariencia porque a Dios le interesa el corazón, no la apariencia.
Si tu corazón está lejos de Dios, no importa cuán bien te veas.
Cuando Samuel fue a ungir a David, antes vio al hermano mayor, Eliab, y pensó que él sería un buen rey. Eliab era un joven alto y apuesto que tenía la apariencia de que iba a ser un gran rey y líder. Pero el Señor le dijo a Samuel:
No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.
1 Samuel 16:7 (NTV).
Ninguno de los siete hermanos de David, que aparentemente calificaban para ser reyes, fue elegido por Dios, porque para el Señor lo más importante es el corazón y la vida espiritual.
Las escrituras dicen que no hay nada oculto delante de Dios (Hebreos 4:13) y que Él escudriña los corazones (Romanos 8:27).
Ten cuidado con la apariencia
Aparentar ser buena persona no es una buena elección porque tiene consecuencias eternas. Mira lo que Jesús dijo sobre la apariencia:
Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mateo 7:20-21 (RVR 1960).
Por esa razón, es tan importante estar unidos a Jesús, 1 Corintios 6:17, dice: «Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él». Dejemos que el Espíritu Santo haga su obra en nosotros y nos transforme en personas conforme al corazón de Dios.
Ten cuidado con la apariencia porque en los últimos tiempos habrá personas que solo tendrán amor por sí mismos. Las escrituras nos describen cómo será el carácter de los hombres en los días antes del fin.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.
2 Timoteo 3:2-4 (RVR 1960).
Oremos para no caer en la apariencia y trabajemos en agradar a Dios en todo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.