En muchas ocasiones las dificultades y obstáculos hacen que se presente el desánimo. No es fácil enfrentar al desaliento, pero debemos hacerlo para no rendirnos y quedarnos estancados.
Supera el desánimo con paciencia
Con cuánto entusiasmo se empieza un proyecto, un ministerio, un emprendimiento o un estudio, pero al pasar del tiempo nos encontramos con los primeros inconvenientes que no creíamos encontrar.
Muchas veces nos preguntamos si estamos en el lugar correcto y si la decisión que tomamos fue la correcta. La respuesta a esas preguntas puede ayudarnos a cobrar ánimo o al contrario, devastarnos.
Moisés podía renunciar al llamado de Dios para libertar a su pueblo de Egipto, pues no solo se topó con un inconveniente sino con muchísimos, desde la oposición del Faraón hasta la misma incredulidad de su pueblo.
No desistió porque no confió en sus capacidades sino en Todopoderoso, quién se encargo de respaldarlo.
Ten presente que todo buen logro y digno de alcanzar, requiere que seamos capaces de vencer dificultades, pero especialmente el desánimo, que siempre intenta engañarnos con la idea de que todo es inútil y que estamos perdiendo el tiempo.
No te rindas, Dios está contigo
Podemos ceder ante el desánimo, pero siempre nos sentiremos frustrados escapándole a los desafíos de la vida. Por el contrario, podemos tomar cada dificultad como un desafío a superarla, siendo que no solo contamos con nuestras capacidades, sino con la ayuda de Dios.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:10 (RVR 1960)
Entonces, si vamos de la mano con Dios, no hay razón para desanimarse ni desistir.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Salmos 27:1 (RVR 1960)
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