Algo que podemos ver como constante en nuestra condición humana, es la dificultad de tener un equilibrio sano, un balance entre buscar comportarnos más parecidos a Dios pero sin llegar a creernos dioses o superiores a los demás.
No te ciegues ni distorsiones la realidad
Podemos ver el orgullo, la jactancia y prepotencia en las personas que han logrado cosas. Las podemos ver inclusive en personas que han crecido en el reino de Dios. Saben tanto de la Palabra, han servido diligentemente durante tantos años, que llegan a creerse ¡hasta santos!
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Romanos 12:3 (RVR 1960)
Podemos llegar a distorsionar la realidad y por ello debemos estar muy atentos. No debemos dejar que nuestra condición humana nos controle. Tenemos esa condición humana, pero el éxito espiritual está precisamente en saber controlarla.
Puede ser posible lograr éxito espiritual en lugar de éxito personal
Requiere de gran esfuerzo, pero es cuestión de proponernos dejarnos guiar, en principio, por el Espíritu Santo. Luego, por el ejemplo que tenemos en Jesús. Tratar de ser cada vez más como Él, pero manteniendo la humildad que Él tuvo; siendo Dios, hizo todo lo que hizo por amor a nosotros.
El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla.
Proverbios 11:12 (RVR 1960)
Pon límites sin crear barreras
Es entendible sin embargo, que una de las razones por las que más nos cuesta emular a Jesús, es porque hay quienes abusan de la bondad y la disposición que tenemos. Pero Jesús sabía poner los límites, sin ser grosero. Y así tenemos que aprender nosotros a hacerlo.
Poner límites sin crear barreras, en todo, buscar la medida, el balance. Antes de reaccionar a una agresión, hacer una pausa, pensar, pedir a Dios sabiduría, y luego responder. No es lo mismo reaccionar que responder. Estemos atentos.
Si nos ponemos como meta dominar la condición humana y no jactarnos de nuestros logros, llegaremos más lejos. Tengamos presente siempre los valores que realmente importan. Escapemos de vivir como humanos, con las ilusiones de riquezas materiales, y enfoquémonos en lograr riquezas eternas.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.