Hay cargas que no nos corresponden llevar, sin embargo las seguimos llevando sobre nuestros hombros, cansándonos y fatigándonos. Una de ellas es el pecado, que es perdonado cuando nos arrepentimos y lo confesamos a Dios, pues Cristo murió por todos nuestros pecados, y el Señor nos perdona por amor a Él.
Deja esa carga
Ocultar nuestro pecado no sirve de nada, solo nos va consumiendo y muchas veces por esconder lo que hicimos añadimos mentiras, haciendo que este peso aumente más e inclusive llega a robándonos la paz.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
Salmos 32: 3-4 (RVR 1960)
No sirve de nada callar o ignorar nuestro pecado ante Dios, es mejor rendirnos y confesarlo, dejar esa carga tan grande porque solo Él puede retirar ese peso y devolvernos la paz con Dios.
La respuesta de Dios ante nuestra rendición es única, porque nos quita toda carga que el pecado puso y nos devuelve la paz con Él, que es tan imprescindible para un cristiano.
Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
Salmos 32:5 (RVR 1960)
Es lo que necesitas
No hay nada que el pecado puede darnos, solo una felicidad momentánea pero con consecuencias negativas para nuestra vida, aunque no lo veamos así en ese momento, es la realidad. Por eso, Dios nos alienta a estar en paz con Él:
»Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto —dice el Señor—. Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.
Isaías 1:18 (NTV)
Deja de llevar el peso del pecado, y ríndete ante Dios, pues de Él recibirás misericordia, amor y perdón. Él es un padre amoroso que perdona todo mal y restaura la vida de aquel que se arrepiente.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.