Debemos tener presente eso, que Dios nunca ha perdido una batalla. Y esta, la del COVID-19 tampoco la va a perder. Tenemos que ver cada problema, cada reto, como una oportunidad. Porque cuando pasamos por estas pruebas es cuando más necesitamos de Dios. Y las personas que no creen, también lo llegan a necesitar. A veces sin saberlo. Por ello, es un momento que tenemos que aprovechar.
Sabiendo que nuestra prioridad como cristianos es presentarles a otros el mensaje de esperanza que tenemos en Jesús, este es uno de los mejores momentos para hacerlo. Protegidos con la armadura de Dios, ese que nunca ha perdido una batalla.
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Efesios 6:14-17 NVI
¡Es bueno saber que contamos con la fuerza que Dios concede a todos los que le amamos! Por ello, no debemos tener temor ni permitir que la angustia nos ahogue. Podemos estar seguros de que como ha ganado todas las batallas, esta también la ganó. Lo podemos decir así. Con esa certeza. Dios nunca ha perdido una batalla.
Una de las batallas que Dios no ha perdido
Recuerda siempre la Batalla de Jericó en la Biblia. Por indicación de Dios derribaron un muro que nadie hubiese podido imaginar que pudieran destruir. Entonces; así como los israelitas en esa ocasión, ante cada batalla, déjate guiar por Él. Acude a diario a Él en oración, ponte en Sus manos; pon tus luchas y preocupaciones en Sus manos. Deja que Él luche por ti cada batalla teniendo presente que nunca ha perdido una y tendrás la victoria asegurada.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.