Las siguientes son algunas ideas iniciales que intentan explicar por qué la fantasía está tan ausente de los contenidos que comunican los cristianos. No es mi intención afirmar que la razón sea ineficaz para tratar los asuntos relativos al Evangelio. Más bien intento traer a la conciencia de los comunicadores por qué la ausencia de lo fantástico en su producción de contenidos.
Es interesante que en nuestro mundo cristiano frecuentemente se dice “fantástico” como sinónimo de “falso”. Pero esa no es una noción bíblica. Creo que ha prevalecido por siglos en la doctrina cristiana la aproximación racional a los asuntos de la fe. Por ello creo que hay mucha gente cristiana que no gusta de la ficción en películas o novelas, la poesía, el arte. Es lo mismo con otras expresiones de la creatividad humana por considerar que no son bíblicas y no son prácticas.
Una de las causas de por qué la fantasía está tan ausente
La mayor parte de la enseñanza predominante ha sido formulada por maestros y teólogos provenientes de Europa y Estados Unidos. No es ningún despropósito afirmar que son culturas en las cuales rige el pensamiento racional y práctico. Parte de ello es que son culturas que deben la mayor parte de su herencia intelectual a la cultura de Grecia y Roma. Esa es una de las explicaciones que encuentro para entender por qué la fantasía está tan ausente.
Si uno mira las páginas de la Biblia, dos terceras partes están compuestas por el Antiguo Testamento, donde predomina la cosmovisión hebrea de Oriente medio, con fuertes elementos creativos.
En contraste, el Nuevo Testamento, más allá de Jesús, muestra un predominio de la doctrina, altamente racional y concreta. No es sino hasta el Apocalipsis donde regresa la imaginería fantástica. Esta es la explicación, me parece, de por qué la fantasía está tan ausente de nuestros contenidos educativos y comunicacionales.
Por cierto, éstas son aproximaciones que requerirían una mayor reflexión y estudio pero al menos sugieren un problema que sí tiene un efecto concreto en el contenido de los medios cristianos de comunicación.
Así lo fantástico no entra en nuestros contenidos
Son casi inexistentes los contenidos “fantásticos” en los medios cristianos. No hay criaturas extraordinarias, faltan la poesía y las metáforas. La ficción a través de la cual se pueda comunicar el pensamiento y el corazón de Dios está ausente. Sólo palabra concreta y racional. Ni siquiera las “canciones” cristianas, tan extendidas en el culto y los medios, tienen ese elemento creativo.
La pedagogía cristiana y la predicación sólo transporta principios, conceptos y aplicaciones prácticas de la pura “realidad”. Incluso las experiencias consideradas “sobrenaturales” son posteriormente explicadas en el plano de lo concreto. Predomina lo técnico, lo informativo, el dato, aunque haya mucha emoción y vitalidad en su comunicación.
Esto contrasta con nuestra cultura que, sumida en la virtualidad, ya no se muestra inclinada a la letra, al pensamiento abstracto y el realismo concreto. No estaría demás decir que aquí hay una tremenda falencia en la estrategia de los cristianos a la hora de pensar en comunicarse con el mundo de hoy.
Así que al pensar por qué la fantasía está tan ausente en el mundo cristiano, es difícil hablar de otra cosa sino de una Gran Nada.
El presente artículo está contenido en el libro “La Palabra en su Laberinto, escrito por Benjamín Parra Arias. Se encuentra disponible en el sitio Las hojas de Parra
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.