A todos nos encantaría ser la familia ejemplar donde todos se llevan bien, se ayudan, se aman y nunca tienen diferencias. Pero esa perfección no existe en este mundo. Somos distintos y a veces podemos perder la armonía familiar; pero hoy te decimos cómo puedes restaurarla.
En la familia, por haber lazos de sangre, hay muchas cosas que pasamos por alto, que perdonamos y a las que nos acostumbramos. Pero hay los límites saludables que debemos establecer para cuidar precisamente la armonía familiar y, si se ha ido, restaurarla.
Vivan en armonía unos con otros. No sean tan orgullosos como para no disfrutar de la compañía de la gente común. ¡Y no piensen que lo saben todo! Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.
Romanos 12:16-18 (NTV)
Para restaurar la armonía familiar necesitamos ser tolerantes, respetuosos y comunicar lo que nos pueda molestar antes de explotar. Muchas personas, por no crear conflicto o no discutir, van dejando pasar cosas que les molestan y luego pueden decir lo que les molesta cuando ya están hartos. Este no es un buen hábito. Desencadena en conflictos.
Es importante hablar las cosas a tiempo. Si hay algo que uno de los miembros de tu familia está haciendo y te afecta, hazle saber. Es posible que no se haya dado cuenta la molestia que te puede causar. Como somos diferentes, eso que a ti te molesta, la otra persona lo considera algo normal o insignificante. Por eso es necesario hablarlo.
¿Cómo se pierde la armonía en la familia?
La falta de comunicación
Hoy día con la adicción que hay con los celulares, cada vez hay menos comunicación. Por eso, tienen que acordar tiempos en los que haya espacio para conversar, saber unos de otros, dar ideas que tienen en mente. Es importante que digan también si hay algo de alguno de los miembros de la familia que está incomodando a otros. Esos momentos son buenos para compartir esas incomodidades antes de que se hagan intolerables.
La falta de respeto
Cuando no se respetan los espacios de cada uno, los objetos de cada persona en la familia, se pierde la armonía. Es necesario por ello, dejar saber qué cosas personales no te gusta que toquen. Qué manera de guardar las cosas es la que te agrada. Cuál es la forma en la que te gusta dejar los cojines sobre el sofá. Una vez que lo comunicas, la idea es que se respete lo que acordaron. Cada miembro de la familia debe dejar saber sus necesidades y gustos específicos.
El alcoholismo
Una de las maneras en las que muchas familias pierden la armonía, es cuando uno o más miembros se vuelven alcohólicos. Lamentablemente es una enfermedad que debe ser tratada por especialistas. Y si la persona adicta no reconoce su adicción y el daño que está haciendo a la armonía en la familia, se puede hacer cada vez peor la relación con todos. Es importante que entiendan que es una enfermedad y no se puede vencer sin ayuda profesional.
La diferencia de valores y principios
Desde pequeños somos educados con valores y principios específicos que ayudan no solo a mantener la armonía en la familia, sino a vivir una vida de bien. Ser un buen ciudadano que respeta las leyes y a sus semejantes es importante para vivir una vida mejor. Cuando hay cambios en los valores porque algún miembro de la familia tiene un nuevo grupo de amistades con distintos valores se puede romper la armonía familiar y puede hacerse difícil restaurarla. Es importante relacionarnos con personas de valores similares a los nuestros.
El machismo y el feminismo
Cualquiera de las dos posiciones en extremo puede afectar la armonía familiar y hacer un reto que la puedan restaurar.
El machismo excesivo tiende a menospreciar a la mujer, a tratarla sin gentileza y pensar que está encargada de absolutamente toda la limpieza del hogar y crianza de los hijos. Por otra parte, el feminismo excesivo puede hacer que la mujer tenga tendencia a quejarse del esposo, a minimizar su aporte a la relación y destacar sus debilidades. Estas dos posiciones son factores que rompen la armonía familiar y pueden terminar con la relación.
Cómo restaurar la armonía familiar
Comunicación gentil
Acordar entre familiares que no haya gritos ni ofensas es primordial para restaurar la armonía familiar. Que cada uno deje saber si algo le molesta a tiempo y no cuando ya están cansados. Lleguen al acuerdo de que haya momentos en los que solo van a destacar los valores de cada miembro de la familia y aprovechen para compartir sus sueños, sus visiones y sus anhelos.
Respetar las diferencias
Es necesario respetar las diferencias de cada persona en la familia para restaurar la armonía. No todos pensamos igual. Es cierto que nos comportamos diferente ante distintas circunstancias. A algunos nos gusta dormir hasta tarde y a otros levantarnos muy temprano. Entender las diferencias y respetarlas ayuda a que haya armonía. No significa que unos son mejores que otros. Solo somos diferentes.
No criticar
Una buena práctica para restaurar la armonía familiar es no criticar a nadie. Tenemos diferentes maneras de hacer las cosas y puede que a algunos les salgan mejor que a otros. Pero eso no da pie para críticas. Al contrario. La manera de lograr un ambiente de amor en la familia, es que cuando vayamos a hablar de otro miembro, procuremos que sea acerca de algo que nos gusta o nos parece positivo de esa persona. Destacar sus fortalezas en lugar de sus debilidades nutre la relación.
Distribuir las tareas u oficios
Una casa donde viven dos o más, requiere de manutención constante. De lo contrario, todo se vuelve un caos, un desorden o un lugar donde no nos gusta estar. La higiene y el orden son necesarios y saludables. Por tanto, es importante que todos estén conscientes de no dejar cosas tiradas ni sucias. Y las tareas de limpiar los baños, lavar los platos, limpiar los pisos, los espejos, el polvo, se deben distribuir entre todos. De esa manera la carga no queda en una sola persona que se puede cansar fácilmente por ello.
Resolver conflictos llegando a acuerdos
Siempre habrá conflicto y, diferencias. Pero si, en lugar de enfocarse en los conflictos, deciden hacer algo productivo al respecto, será más fácil restaurar la armonía familiar. Concentrarse en llegar a acuerdos donde ambas partes queden, si no contentos del todo, al menos satisfechos es esencial. Es cuestión de preferir vivir en armonía, en un espacio que se sienta agradable y donde los miembros de la familia quieran llegar porque se sienten bien allí.
Tengan a Dios siempre presente
Tener a Dios en la ecuación de las relaciones, las va a fortalecer y va a existir mayor alegría de compartir. Siendo creyentes, disfrutaremos de los logros de los demás y buscaremos maneras más gentiles de decir las cosas que nos puedan incomodar. Con Dios por delante, no olvidaremos pedir disculpas cuando fallamos ni olvidaremos perdonar cuando nos hieran. Tener a Dios en la ecuación, definitivamente es la mejor manera de restaurar la armonía en la familia.