Así como Jesús nos enseñó a orar de la manera correcta, existen formas erróneas de conversar con Dios. Si alguna vez te has preguntado cuáles son y qué puedes hacer para cambiar, estas son algunas maneras erradas de orar:
1. Orar por un capricho
≪El Señor dice: Mis pensamientos no son como los de ustedes, ni tampoco mi manera de obrar. Porque así como el cielo está tan arriba de la tierra, de igual manera mi manera de obrar es tan diferente a la de ustedes. Mis pensamientos son más altos que los suyos.≫
Isaías 55:8-9 (PDT)
Si los pensamientos de Dios son de esa magnitud, no hay manera de que podamos conocerlo por completo. Nuestra capacidad de entendimiento tiene un límite, pero el de Dios es infinito.
Cuando oramos y pedimos por un capricho nuestro, estamos suplicando por algo dentro de nuestras limitaciones. En ese caso, ¿acaso no es mejor dejar que decida quien lo conoce todo? Dios sabe qué nos conviene y qué no. Cuando insistimos en pedir en base a nuestros deseos, estamos quitándole la autoridad y respeto que Dios se merece.
2. Orar y no obedecer
≪Nosotros demostramos que amamos a Dios cuando obedecemos sus mandamientos; y obedecerlos no es difícil.≫
1 Juan 5:3 (TLA)
Hay muchas promesas de Dios para nosotros que implican una condicional. Es decir que se harán realidad si nosotros cumplimos un mandato de Dios. (Para más información, leer: ¿Cómo saber qué promesas de la Biblia son para mí?). La oración debe ir de la mano con la obediencia, pues es una forma de demostrar que amamos a Dios a pesar de las circunstancias.
Por otra parte, es incorrecto pedir algo que sabemos que va en contra de sus mandamientos. Si en la Biblia estipula una cosa, pero nosotros nos empeñamos en orar para no cumplir ese mandato, estamos siendo desobedientes.
3. Orar sin fe
≪Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas.≫
Marcos 11:24 (NBLH)
Orar sin fe es uno de los errores más frecuentes al orar. Si no creemos firmemente en lo que estamos pidiendo, ¿cómo podemos esperar recibirlo? Muchas personas oran para probar si realmente funciona y no tienen fe en sus propias palabras. Nuestra actitud y disposición cuenta al momento de orar. Si no tenemos la confianza de que Dios cumplirá nuestras peticiones de acuerdo a su voluntad, entonces no esperemos ninguna respuesta.
4. Orar sin hacer nada
A veces Dios cumple la oración en el instante, pero en ocasiones también necesita nos insta a movernos y poner de nuestra parte. En la Biblia hay un ejemplo de un hombre que puso en práctica este principio: Nehemías. Él se enteró de la gran aflicción que pasaban sus compatriotas y esto lo conmovió tanto que se sentó a llorar, hizo duelo, ayunó y oró por varios días. Pero no contento con eso, encomendó a Dios sus planes y se embarcó para él mismo contribuir a la restitución de su pueblo. Cuando la oración nos empuja a actuar podemos ir confiados y tranquilos porque Dios está de nuestro lado.
5. Orar sin humildad
≪El que se engrandece a sí mismo será humillado, y el que se humilla será engrandecido.≫
Lucas 18:14 (NBV)
Lucas 18:10-14 nos relata una historia de dos hombres y de cómo el orgullo es un impedimento para que nuestra oración llegue a Dios. En el versículo 14 (PDT) dice que el hombre que oró con humildad se fue a su casa aprobado por Dios; pero el otro no. La oración no es para justificar nuestros pecados, sino para confesarlos; tampoco sirve para creernos superiores que los demás, sino para humillarnos.
6. Sólo pedir
¿Cómo te sentirías si cada vez que conversas con alguien lo único que hace es pedirte favores? La oración no se trata de sólo pedir. Dios no es nuestro esclavo para que siga nuestras órdenes cuando se lo pedimos. Sin embargo, Él, en su infinita misericordia atiende a nuestras peticiones y escucha nuestros ruegos. La oración es un momento especial que debemos disfrutar con nuestro Creador y en ese tiempo debemos alabarle, agradecerle y pedirle que haga Su voluntad.
Aprende más del tema, lee: ¿Cuál es la forma correcta de orar?
7. Pedirle a otro que ore
≪Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús.≫
1 Timoteo 2:5 (DHH)
No hay nada de malo en pedir apoyo en oración. De hecho, en la Biblia hay pasajes que instan a las personas a reunirse y orar los unos por los otros (Santiago 5:16; Gálatas 6:2; Mateo 18:19). No obstante, es importante notar que en todos esos pasajes dicen que todos deben orar. Mejor dicho, no puedes pedirle a otra persona que ore por ti, si tú mismo no lo estás haciendo.
Además, en la oración no tenemos barreras para hablar con Dios. La Biblia dice que Jesús es el único mediador entre nosotros y Dios, por lo tanto, no es necesario acudir a un pastor o líder para que ore por nosotros; en vez de eso podemos orar nosotros mismos e interceder ante Jesús.
Aprende más del tema, lee: ¿Dios responde las oraciones de los líderes y no las mías?
8. Orar una sola vez
≪Nunca dejen de orar.≫
1 Tesalonicenses 5:17 (NTV)
Algunos oran una sola vez y luego se olvidan de hacerlo; y cuando no ven resultados que esperan, creen que Dios no los escuchó. No ser constantes en la oración es un error grave, pues ser perseverantes nos ayuda a darnos cuenta si lo que pedimos es algo que realmente queremos, además nos enseña a ser pacientes en el tiempo de Dios y a crecer en la fe.
9. No saber a quién se ora
≪¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan.≫
Santiago 2:19 (NVI)
Una cosa es creer en Dios, y otra muy diferente es conocerlo. Cuando uno ora sin tener una relación cercana con Dios, no sabe realmente a quién le está hablando. El peor error que podemos cometer es querer conversar con un Dios del cual desconocemos. Si en verdad queremos hablar con Él mediante la oración, primero debemos conocerlo a través de la lectura y estudio de la Biblia. La oración y la lectura van de la mano, y no se puede practicar el primero sin el segundo.
10. Orar sin sinceridad
≪Para Dios no están ocultos la tumba ni la muerte, ni tampoco nuestros pensamientos.≫
Proverbios 15:11 (TLA)
En ocasiones tenemos la idea de que así como los que nos rodean desconocen las intenciones de nuestro corazón, así también Dios no sabe nuestros pensamientos. Es entonces cuando oramos y le mentimos a Dios, tratando de ocultar la verdadera razón de nuestras peticiones. Sin embargo, Dios conoce incluso lo que vamos a decir antes que la palabra salga de nuestra boca (Salmos 139:4). Es por ello que debemos ser honestos y sinceros cuando oramos, de caso contrario, estaremos mintiéndole descaradamente.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.