Entendemos que autoestima es la valoración generalmente positiva de uno mismo, pero en la Biblia no encontramos esta palabra; de hecho, esta nos da a entender que el valor no viene de nosotros mismos, sino de nuestro Creador.
La autoestima, según la Biblia
Esto contradice al concepto actual que muchos tienen de la autoestima; pero como cristianos entendemos que la base de nuestro valor está en que fuimos hechos a la imagen y semejanza de Dios; por lo tanto, solo Él puede definir nuestra valía.
La Biblia nos dice que somos amados por Dios a tal punto que envió a Su Hijo a morir por nosotros (Juan 3:16). Aunque somos pecadores y nos alejamos de Dios, Él nos restauró (Romanos 3:23; Colosenses 1:21). Eso hace que nuestra autoestima no esté basada en el valor que nosotros u otros pueden darnos, sino en la identidad que tenemos en Dios.
Esto no quiere decir que los cristianos debemos tener baja autoestima y no amarnos a nosotros mismos, sino que debemos vernos como Dios nos ve y entender que en Él tenemos importancia. Es decir que no tenemos que probar que valemos, sino que tenemos la seguridad de que así es porque Dios lo dice en Su Palabra; y eso no nos hace más que el resto de las personas, sino que nos recuerda lo grande que es nuestro Padre.
La autoestima está ligada con la humildad
Cristo nos llama a encontrar seguridad en nuestra identidad como hijos suyos, poniéndolo a Él en primer lugar, y estimando a los demás más que a nosotros mismos.
Cuando tenemos orgullo, pensamos que lo que somos o hacemos es más importante que los demás (1 Corintios 12: 23–24); pero Dios condena la altivez, en cambio, aprecia la humildad. La humildad nos hace ver quiénes somos en verdad y nos hace valorar a los demás (Romanos 12: 3; Filipenses 2: 3). Además, nos ayuda a ver cuál es nuestra posición en el cuerpo de Cristo (la Iglesia), y guía nuestro propósito en la vida.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.