La esperanza y los jinetes del Apocalipsis aparecen aquí como una idea inesperada. Según el relato bíblico el primer caballo de color blanco es Vencedor. Esa sería la esperanza y es muy interesante que viene primero que los otros tres.
Los tres caballos restantes son: el rojo que representa la guerra; el negro que representa el hambre, y finalmente el bayo, que representa a la muerte.
Una mirada lateral
Siempre se ha pensado que estos cuatro jinetes son algo del futuro. Me propongo aquí, con toda la brevedad que el espacio permite, sugerir que no son el futuro sino el presente. En otras palabras, el Apocalipsis es ahora.
Comprendo que hay cientos, sino miles de expertos que nos confrontarían con baterías de versículos. Nos demostrarían que, efectivamente, son algo venidero y no presente. Pero permítanme plantear una manera que activa la esperanza para ahora.
Si miramos al presente, estos tres flagelos son actuales más que nunca:
- Hambre: En el año 2020 se reportaron 811 millones de personas subalimentadas, cerca de la décima parte de la población mundial. Pero eso esconde el hecho de que hay otros tantos millones que comen apenas por sobre la subalimentación. Y estas cifras crecieron más durante la pandemia.
- Guerra: Hay al menos 67 guerras y focos de conflictos activos en el mundo hoy. Los más antiguos se iniciaron en 1947 y 1948 y los últimos a comienzos de 2022. La suma de muertes desde entonces cuentan decenas de millones.
- Muerte: En el año 2020 murieron 493 millones de personas por diversas causas, sin contar las guerras y conflictos y sus consecuencias como refugiados, hambre, desnutrición, violaciones y otros flagelos.
El jinete de la esperanza
Sea cual sea la imagen que sugiere el jinete del caballo blanco, uno ve que es buena. Es la imagen de la esperanza. Y es tan revelador que entra primero en la escena.
Es como si dijera: “Lo que van a ver en seguida es terrible. Pero la esperanza sigue en pie”.
Ahora, si lo notan, el hambre, la guerra y la muerte tienen como causa intervenciones humanas.
¿Por qué no podemos imaginar que la esperanza del caballo blanco es una intervención humana también? Las mujeres y los hombres de “buena voluntad” a quienes aludió el canto de los ángeles cuando vino Jesús, ¿no son la esperanza que podemos poner en marcha?
En esta tribuna y en otras, yo invoco continuamente la buena voluntad de los cristianos para intervenir, para transformar, en la medida de lo posible, las cosas.
Una convocatoria a ser nosotros, con Cristo, los jinetes de la esperanza que vencen al mundo.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.