Decir que falta tiempo para buscar a Dios es una de las excusas más comunes que usan las personas que no aman verdaderamente a Dios.
¿Realmente no hay tiempo para buscar a Dios?
No es que te falta tiempo para buscar a Dios, el problema es que no quieres buscarlo. Sabes en el fondo de tu corazón que, si Dios fuera lo más importante para tu vida, lo buscarías.
Todos tenemos responsabilidades, pero lo más importante siempre lo ponemos en primer lugar y hacemos todo lo posible por atender primero eso. Después de todo, si algo es importante siempre encontramos espacio para las cosas que amamos, anhelamos y necesitamos.
Un hombre llamado Jairo tenía en casa a su hija de doce años a punto de morir, pero a pesar de la situación de su hija, buscó un espacio para ir a Jesús y postrarse.
Y un hombre llamado Jairo, líder de la sinagoga local, se acercó y cayó a los pies de Jesús mientras rogaba que lo acompañara a su casa. Su única hija, que tenía unos doce años, estaba muriendo.
Lucas 8:41-42 (NTV).
Abraham, llamado el padre de la fe, al ver a Dios a lo lejos corrió para recibirlo y postrarse ante Él, no le importó el calor del día ni cuán cansado se encontraba en ese momento.
El Señor se le apareció otra vez a Abraham cerca del robledo que pertenecía a Mamre. Un día, Abraham estaba sentado en la entrada de su carpa a la hora más calurosa del día. Entonces levantó la vista y vio a tres hombres de pie cerca de allí. Cuando los vio, corrió a recibirlos, y se inclinó hasta el suelo en señal de bienvenida.
Génesis 18:1-2 (NTV).
Dejemos las excusas y busquemos a Dios
Dejemos de usar la mentira de que «no tenemos tiempo para buscar a Dios». Si amamos algo, hacemos todo lo posible por buscarlo y encontrarlo, así como Jairo, Abraham y muchas otras personas de la fe.
Que el estar con Dios sea la prioridad más importante del día a día. Recuerda lo que dijo Jesús; «Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.» Mateo 6:33 (NTV).
Buscar a Dios es asombroso, porque en cada uno de los encuentros Dios revela cosas extraordinarias y suceden milagros. En el encuentro con Jairo, Jesús fue a su casa y sanó a su hija. En el encuentro con Abraham, Dios le dio la promesa de que tendría un hijo.
Hagamos las excusas a un lado y empecemos a buscar a Dios con todo nuestro corazón. Él tiene cosas grandes y maravillosas preparadas para los que le aman y buscan.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.