Vivir fuera de la realidad circundante puede tener dos motivos. Uno sería terapéutico; cada cierto tiempo puede ser sano alejarse de todo y reflexionar lejos de las presiones cotidianas. El otro sería un escapismo desembozado, ajeno a los hechos de la vida extramuros.
El primero tiene una razón justa. Cada tanto es sano retirarse y reencontrarse con las cosas más profundas de la existencia. El segundo es una suerte de adicción, una satisfacción continua generada por la autocomplacencia y el interés propio.
Prácticas útiles para vivir fuera de la realidad
Ofrezco aquí, con descarada ironía, algunas recomendaciones para vivir fuera de la realidad, la verdadera realidad de que se compone el mundo en que vivimos:
- Júntese siempre —y solamente— con las personas que comparten sus creencias, sus convicciones o su fe.
- Escuche, lea y vea solamente contenidos relacionados con lo que usted cree y piensa.
- Jamás se acerque a otras fuentes de conocimiento o información. Esto puede incluir música, libros, discursos, predicaciones, conferencias, canales de noticias y periódicos.
- Celebre exclusivamente las cosas que hace la gente de su entorno de creencias. Abomine de toda otra forma de pensar y de hacer las cosas.
- Apruebe solamente las acciones de los políticos que profesen sus creencias o que las apoyen, indiferentemente de la calidad de sus propuestas programáticas o de su carácter personal.
- Comprométase solamente con actividades relacionadas con sus convicciones políticas o religiosas y jamás colaborare en proyectos o actividades que no traten con los asuntos de su fe o convicciones.
- Crea y siga todas las teorías que hablan de conspiraciones mundiales y sistemas ocultos que desean apoderarse del mundo.
Hay muchas otras formas de escaparse de la realidad, entre las que se encuentran las adicciones a sustancias, sexo, trabajo excesivo, búsqueda de emociones fuertes o una religiosidad exacerbada. Pero creo que el listado anterior cubre la mayor parte de lo que la gente hace para vivir fuera de la realidad del mundo.
Antídotos contra el hábito de vivir fuera de la realidad
No voy a hacerles otra lista. Sería un poco aburrido probablemente. Diría solamente que tome en cuenta que fuera de su entorno hay gente que sufre, que padece necesidades que quizá no se imagine, que hay otros universos.
Reconozca que hay otras formas de ver la realidad que pueden tener coincidencias con sus creencias y convicciones, aunque no sean de su religión, de su partido o de su comunidad.
El mundo no es unidimensional. Recuerde que la multiforme gracia de Dios hizo posible que los seres humanos construyan una rica diversidad de mundos.
Acérquese al arte, a la música, a la literatura, a las películas y a la cultura de otros referentes. Construya relaciones significativas con gente de otras convicciones y tenga la disposición de aprender cosas nuevas fuera de su entorno.
A modo de conclusión
Tal vez sea bueno que recuerde que Jesús hizo lo mismo. Salió de su rico y bello entorno celestial y vino a convivir con lo otro. La realidad de acá abajo le importó tanto que finalmente le costó la vida.
Es bueno pensar cada tanto que vivir fuera de la realidad no es muy sano para el amor y la compasión.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
2 respuestas
Totalmente de acuerdo. Gracias. Conozco gente muy cercana que vive así, fuera de la realidad y están criando a sus hijos de la misma manera. Cuando se tengan que enfrentar a la realidad, pues…veremos cómo les resulta.
Gracias ti por pasar por este blog. He visto que “protegerse” o “proteger” a los hijos, lo único que logra es que cuando deben salir al imperativo de la realidad externa, quedan a merced de lo que nunca conocieron…