Es impresionante cómo a veces no nos damos cuenta de la cantidad de ruido a nuestro alrededor. Hemos escuchado de personas que cuando tienen que pernoctar en un lugar muy callado y tranquilo, no pueden dormir, porque no están acostumbrados a tanto silencio.
Teniendo esto en cuenta queremos ofrecerte consejos para colaborar con la disminución de la contaminación acústica. Es un tipo de contaminación que a veces no notamos pero puede afectarnos de diversas maneras y afecta nuestra salud.
La contaminación acústica es el exceso de sonido o ruido que altera las condiciones ambientales en zonas determinadas. Puede afectarnos y por ello, la Organización Mundial de la Salud decidió que no se deben sobrepasar 65 decibelios durante el día y 55 durante la noche.
Estar sometidos a un exceso de ruido, puede traer como consecuencia la pérdida progresiva de la audición u ocasionar tinnitus, esos pitidos constantes dentro del oído. Son consecuencias que podemos evitar al disminuir la contaminación acústica. Estas consecuencias pueden interferir incluso con la capacidad de hablar correctamente.
Aunque la manera de hablar correctamente tiene que ver con el nivel de la voz, la manera de pronunciar y la distancia a la que estamos de otros, el ruido en el ambiente puede enmascarar señales acústicas como el sonido de los teléfonos, el de los timbres de las puertas, alarmas en los celulares, que hacen la comunicación de palabra más difícil y tensa.
Vivir bajo un entorno con contaminación acústica puede alterar nuestro sueño, ocasionarnos cansancio constante y déficit de atención. Y para tener un buen funcionamiento mental y físico necesitamos de sueño sin interrupciones. Si el entorno donde dormimos tiene ruidos capaces de despertarnos y alterar el descanso sufriremos de esas consecuencias.
La exposición constante al ruido en la temprana infancia, reduce las capacidades motivaciones e interrumpe el aprendizaje de la lectura. Por ello, los centros de cuidados infantiles no deben estar localizados cerca de construcciones o lugares de altos niveles de sonidos, como aeropuertos, autopistas o locales industriales.
Nos puede producir irritabilidad, ansiedad, estrés y problemas de comunicación. Incluso puede provocar agresividad en algunas personas. Es absolutamente necesario que tratemos de disminuir la contaminación acústica.
Ocasiona un aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria. En ciertos casos incluso aumenta la presión arterial. Está comprobado que los trabajadores expuestos al ruido y las personas que viven cerca de industrias, aeropuertos y autopistas pueden llegar a tener en ellos efectos permanentes como la hipertensión y enfermedades del corazón.
El ruido también es una forma de contaminación y tiene consecuencias nocivas cuando la exposición a este es prolongada o constante. Por tanto, podemos colaborar para disminuir ese tipo de contaminación. Esperamos que estos consejos te ayuden, los tengas en cuenta y los compartas.
Necesitamos desarrollar criterios para no contribuir a contaminar con el ruido. Podemos escoger vivir el lugares menos ruidosos, e informar a otros sobre la contaminación acústica y sus consecuencias, para que logremos que tenga menos impacto en nuestros niños, en nuestros oídos y en nuestra salud.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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